Caster Semenya en su viaje desde ser una corredora campeona hasta convertirse en entrenadora

A los 34 años, tras ser excluida de competir en su querida prueba de 800 m debido a altos niveles de testosterona por parte de World Athletics, Semenya supo que necesitaba planificar una vida más allá de las carreras.

Encontró su pasión en el entrenamiento y ahora, como cofundadora del Club de Atletismo Masai en Tshwane junto con su pareja Violet Semenya, está cosechando los frutos de su nuevo camino.

Glenrose Xaba triunfó en la carrera, completándola en 33 minutos y 13 segundos, mientras que Karabo Mailula terminó tercera con un tiempo de 33:33.

Karabo More se adjudicó el sexto puesto con un tiempo de 34:32, y Karabo Motsoeneng completó el top ten con un tiempo de 35:41.

Semenya, quien completó los 10 km en más de una hora, ya no parece centrada en las carreras competitivas.

En cambio, sintió una inmensa alegría al ver a todos sus corredores terminar entre los diez primeros, celebrando el éxito de sus atletas como un trabajo bien hecho. "Correr nunca estuvo destinado a ser una parte permanente de mi vida", declaró Semenya a SABC Sport.

"Para mí, fue una oportunidad de ver el mundo y representar con orgullo a mi país. Siempre supe que llegaría a su fin, así que me preparé para el siguiente capítulo, ya fuera convertirme en entrenadora, mánager o mentora. He elegido asumir el rol de entrenadora.

La transición de atleta a entrenadora ha sido natural para mí, porque siempre he comprendido que estaba librando una batalla que escapaba a mi control".

Semenya ha aceptado que ya no competirá en los 800 m, pero eso no le ha impedido continuar la lucha contra World Athletics, una batalla que, según dice, está librando por la próxima generación.

Ahora se centra en garantizar que los atletas a los que asesora disfruten corriendo y alcancen sus objetivos esta temporada.

"Solo Dios me guía, y solo Dios puede detenerme", afirmó Semenya.

Dios me ha guiado por un camino que me llena de plenitud: un camino de desarrollo y entrenamiento. Quiero ayudar a salvar las vidas de jóvenes a través del deporte. He tenido la suerte de tener una pareja que comparte la misma pasión por desarrollar jóvenes talentos.

La transición ha sido hermosa.

Dirigir mi iniciativa de desarrollo también me ha enseñado a amarme más profundamente.

Sí, la puerta a la competición se ha cerrado, pero se ha abierto otra que me está ayudando a convertirme en una mejor versión de mí misma.

Correr nunca estuvo destinado a durar para siempre; fue un viaje temporal, y fui una gran campeona en ello.

Ahora mi misión es enseñar a otros a convertirse en campeones, a celebrarse a sí mismos y a nunca rendirse.

Mi objetivo final es promover el deporte africano, y no descansaré hasta lograrlo.

Semenya también cree que no necesita una insignia de entrenadora para demostrar su capacidad, ya que entrenar es algo que le sale de forma natural.